Si hay una bebida característica del País Vasco, es la sidra.
Puesto que los manzanos se adaptan bien al clima y a los abruptos terrenos del paisaje, en muchos caseríos se hace sidra. Podría decirse que la sidra vasca comenzó a viajar por todo el mundo a partir de la Edad Media; sobre todo, en los barcos de los balleneros que iban a Terranova. Era muy apreciada porque las vitaminas de la manzana protegían a los marineros frente al escorbuto.

Junto con la madera para barcos, numerosas kupelas de sidra viajaban desde el interior de Gipuzkoa hacia los puertos costeros. En resumen, la sidra lleva muchos siglos unida a nuestra actividad industrial. Hoy en día, la fabricación de sidra es una actividad económica en sí misma, y se vende en tiendas delicatessen de todo el mundo.